martes, 12 de abril de 2011

Silla para un condenado a muerte


Roberto Rossellini manifestó en alguna ocasión que todo gira alrededor de una cosa muy sencilla: se tiene confianza en el ser humano o no se tiene (...). Es evidente que hay un lema vitalista detrás de esta frase, quizás fruto del espíritu humanista que impregnó la labor del cineasta en su última etapa como realizador, en la que buscaba un posicionamiento más filosófico en detrimento del interés creativo. Consiguió sobre todo lo segundo.

Yo tengo muy poca confianza en el ser humano.

Roberto Rossellini dijo después de crear sus obras maestras: "El cine ha muerto." Se podría pensar que en este enunciado hay una voluntad de cerrar una etapa, de buscar un nuevo lenguaje más allá del cine moderno que él mismo había insinuado con la trilogía de las ciudades en ruinas, o incluso inventado con L'amore o los filmes-Bergman, pero viendo su producción posterior Hitchcock lo entendió de otra manera y sentenció: "Rossellini ha muerto."

A pesar de la poca confianza que tengo en el ser humano, no me atrevería nunca a decir "el ser humano ha muerto", no vaya a venir alguien que, emulando a Hitchcock con Rossellini, me diga que el que está muerto soy yo.